En AH 221 hemos observado que cuando la heladería se relaciona con otras áreas de conocimiento como la nutrición funcional, las bellas artes o la música, se abre todo un abanico de posibilidades para crear nuevos helados.
¿Y tú, buscas nuevas formas de inspiración?
Rubén Darre. Sensibilidad escultórica
Formado en la Escuela de Bellas Artes Rogelio Yrurtia y en el Conservatorio de Música Clásica Manuel de Falla, en la ciudad de Buenos Aires, Rubén Darre creció entre pinceles, partituras y sensibilidad estética. Y esto es algo que se refleja en Mevak Gelato, una de las heladerías más vanguardistas de Latinoamética.
Sus conocimientos en escultura se plasman en sus creaciones heladeras de muchas maneras: realizando sus propios moldes de silicona para dar forma a los helados, usando transparencias en los alimentos, generando texturas visuales comestibles. Como botón de muestra Bean to bliss con formas bulbosas que sugieren la figura de un tótem que recrea las curvas de la figura femenina.
José Manuel Miquel. ¡Pon música a los helados!
José Manuel Miquel (Helanatura, La Unión, Murcia) ha escogido cinco canciones que pertenecen a grandes géneros musicales para buscar sabores y texturas idóneas en un helado. Un camino original para realizar nuevas propuestas de vitrina que buscan una experiencia multisensorial, aunando el helado con la sofisticación de la música clásica, el ritmo y la energía del hip hop, las intensas emociones del blues, la vitalidad y alegría de la música disco y, finalmente, la fuerza y dinamismo del rock con este helado de chocolate negro y frutos rojos.
Un proyecto que José Manuel Miquel presenta en primicia en la revista y que irá tomando forma también en su negocio a través de listas de reproducción musical que se escucharán en la heladería.
Monti Silvestre. En busca del bienestar físico y emocional
Tras su paso por el Curso de Experto Universitario en Elaboración Artesanal de Helados (Universidad de Alicante), Monti Silvestre introduce progresivamente una nueva línea de helados plant-based y funcionales en el negocio familiar La Caseta en L’Eliana (Valencia).
Una marca registrada, Mood Creams, que une su pasión por la alimentación saludable con los helados. Productos que quieren influir en cómo nos sentimos, por lo que están diseñados parapotenciar el bienestar físico y emocional de los clientes como este kéfir de oveja con frutos rojos y ghee, diseñado para aportar equilibrio y regeneración.
Jorge Infante. Preservando del patrimonio gastronómico valenciano
Jorge Infante (Fraganti, Alicante) presenta en AH 221 dos sorbetes tan particulares como valencianos. En ambos se sumerge en la historia de la rica tradición cítrica de la Comunidad Valenciana, siempre en colaboración con el gran trabajo de desarrollo e investigación de la Fundació Todolí para preservar este patrimonio gastronómico. Un trabajo que acompaña de destreza técnica en la formulación para respetar las características particulares de la mandarina comuna (en la foto), y de la lumia de Valencia.
Mientras que la mandarina es la primera variedad comercializada en Valencia en los años sesenta, la segunda es una verdadera rareza botánica, documentado por primera vez en 1646, en un tratado del médico y botánico Giovanni Battista Ferrari. En estos sorbetes, Infante otorga todo el protagonismo a estos cítricos únicos a través del empleo de fibras técnicas (inulina, maltodextrina) que dan cuerpo y ofrecen un dulzor equilibrado para que el cítrico hable con voz propia.
Guido Tassi. La belleza de los paisajes de la Patagonia andina
Guido Tassi desarrolló su libro Helados en Argentina, disponible únicamente en nuestra librería online Books For Chefs, en una finca que el cocinero tiene en la Patagonia andina, rodeado de bosques silvestres, campos de cultivo y vacas pastando por los verdes prados.
Son justamente estos paisajes, sus aromas y sabores más directos, los que intenta hacer pasar por la mantecadora. El resultado no solo llama la atención por la originalidad de ciertos helados, sino especialmente por esa voluntad de recoger sensaciones, texturas y aromas procedentes del campo. Un buen ejemplo es la receta del sorbete de frutas finas, inspirada en El Hoyo, de la comarca andina del paralelo 42º, en la capital de la fruta fina.