La excelente acogida del lanzamiento de Arte Heladero 222 confirma que algo está cambiando en la escena heladera del continente hispanoamericano.

Esta edición reúne a ocho profesionales entre los 20 y 35 años que están reformulando la heladería desde sus biografías, su territorio y sus propios códigos culturales. Una heladería que ya no replica únicamente el canon italiano, sino que lo asimila para ir mucho más allá de él. Y dejémoslo claro: esta columna no es una selección de “los mejores”, sino una invitación a descubrir ocho miradas que cuestionan la trayectoria tradicional de la región. Una constelación de voces jóvenes que están reescribiendo el oficio, protagonistas todos ellos de Arte Heladero 222.

Aníbal Mendoza – Ice Cream Dealer (Colombia)

Aníbal Mendoza

Aníbal Mendoza es, en este número, la prueba de que la heladería contemporánea colombiana puede construirse desde el mestizaje, la memoria familiar y una técnica afinada que da forma a un lenguaje personal, auténtico y emocional.

Principal aportación: convierte la interculturalidad de Barranquilla en un lenguaje heladero propio.

Habilidad clave: une técnica, intuición y memoria familiar para construir sabores con identidad.

Visión: entiende el helado como un lenguaje cultural que despierta curiosidad y emoción.

Rasgo diferencial: reinterpreta su herencia palestina desde el Caribe con autenticidad.

David Hurtado – Intenso (Bolivia)

David Hurtado

David Hurtado ha creado un mundo narrativo en su heladería que comunica de una forma original un concepto tan esencial como el de “intenso” y todas las colaboraciones y actividades que desarrolla.

Principal aportación: convierte la intensidad en un eje conceptual y sensorial dentro de su heladería.

Habilidad clave: combina técnica culinaria, precisión heladera y sensibilidad gastronómica.

Visión: concibe Intenso como un libro de historias que narra territorio y comunidad.

Rasgo diferencial: articula su creatividad en temporadas, producto boliviano y colaboraciones.

José Luis Cervantes – Joe Gelato (México)

José Luis Cervantes

La experiencia en alta cocina mundial de José Luis Cervantes le brinda la posibilidad de introducir técnicas, tratamientos y una mirada amplia en la heladería. Su base en heladería es la técnica italiana, que enriquece precisamente con esta experiencia culinaria.

Principal aportación: introduce una heladería contemporánea que une técnica italiana y cocina mexicana.

Habilidad clave: domina la formulación precisa con texturas controladas y equilibrio limpio.

Visión: integra el helado en un discurso culinario basado en estacionalidad y claridad gustativa.

Rasgo diferencial: fusiona rigor italiano y sensibilidad mexicana con una sofisticación única.

Mattia Giaquinta – Monterosso (Perú)

Mattia Giaquinta

El heladero italiano Mattia Giaquinta, que vive a caballo entre Italia y Perú, nos ofrece una de las entrevistas más profundas y deliciosas de este número. Sus reflexiones sobre cómo capta la esencia de cada producto desde el prisma peruano, la filosofía de Monterosso y la heladería peruana son dignas de toda nuestra admiración.

Principal aportación: convierte el territorio peruano en una fuente directa de sabor y relato.

Habilidad clave: trabaja ingredientes locales con sensibilidad y precisión técnica.

Visión: narra Perú sin folclorismos, desde biodiversidad y memoria gustativa.

Rasgo diferencial: hace paisaje en el helado, equilibrando técnica e identidad propia.

Luis Ignacio Caballero – Luketti (Bolivia)

Luis Ignacio Caballero

Si sus helados son la expresión más viva de la cultura popular boliviana, su heladería es un homenaje a las cocinas de antaño, a ese saber transmitido por generaciones. Una “crónica helada” que Luis Ignacio Caballero escribe a diario, sostenida por detalles técnicos que capturan y actualizan ese acervo culinario.

Principal aportación: reinterpreta sabores cotidianos bolivianos con un lenguaje heladero actual.

Habilidad clave: domina tratamientos caseros e infusiones que preservan identidad y técnica.

Visión: convierte la heladería en un espacio para rescatar y actualizar memoria andina.

Rasgo diferencial: transforma sabores tradicionales en experiencias culturales completas.

Lulo – Lourdes Kazimirczyk (Argentina)

Lulo

Con apenas 20 años, Lulo es la más joven de todos los protagonistas de este monográfico. Su formación dual en pastelería y heladería es clave en una mirada técnica y sensible que la ha convertido en una asesora al alza en Argentina. Además, colabora estrechamente con Juan Pablo Colubri.

Principal aportación: trabaja territorio desde lo sensorial y técnico entre Patagonia y Litoral.

Habilidad clave: maneja reducciones, infusiones y formulación fina con madurez inusual.

Visión: usa el helado para leer la gastronomía desde honestidad y estacionalidad.

Rasgo diferencial: convierte ingredientes en conceptos, como flor de almendro o maíz integral.

Alejandro Cuallo – Sempre Gelato (México)

Alejandro Cuallo

Alejandro Cuallo, junto a Nahomi Arellano, es el autor de la portada del nuevo número. Cuallo forma parte del equipo mexicano inmerso en la más alta competición mundial, la Gelato World Cup, que este enero tendrá lugar en Rímini. Un evento en el que mostrará sus habilidades creativas en el helado, tal y como ha demostrado en Arte Heladero.

Principal aportación: impulsa una heladería mexicana más visual, atrevida y conceptual.

Habilidad clave: diseña sabores y formatos con precisión técnica y creatividad gráfica.

Visión: posiciona México como potencia heladera mediante narrativas y símbolos propios.

Rasgo diferencial: convierte ideas audaces en piezas icónicas como Paleta Monumento o Azteca.

Nahomi Arellano– Sempre Gelato (México)

Nahomi Arellano

Tras formarse en gastronomía y pasar por pastelería y chocolatería, Nahomi Arellano se integra plenamente en Sempre Gelato y destaca en competiciones nacionales e internacionales mientras continúa su formación técnica.

Principal aportación: solidez técnica y coherencia gustativa a todas las creaciones de Sempre.

Habilidad clave: combina gestión del obrador y formulación precisa con sensibilidad creativa.

Visión: defiende una heladería con identidad, donde cada detalle responde a un propósito.

Rasgo diferencial: convierte conceptos y emociones en experiencias completas de sabor y textura.