La idea de crear robots comestibles o alimentos que se comporten como robots puede parecer extraña, pero es un verdadero reto que la comunidad científica está abordando. Concretamente, un grupo de investigación internacional trabaja en ello como parte del proyecto RoboFood, financiado por la UE y coordinado por la EPFL.

“La robótica y la alimentación son dos mundos distintos”, afirma Dario Floreano, director del Laboratorio de Sistemas Inteligentes (LIS) de la EPFL y coordinador del proyecto RoboFood. “Sin embargo, su fusión ofrece numerosas ventajas, especialmente en cuanto a la limitación de los residuos electrónicos y alimentarios”.

El chef Julien Boutonnet

Dentro del Proyecto RoboFood, se ha lanzado RoboCake, un pastel robot de bodas comestible, decorado con dos ositos robóticos de goma y baterías de chocolate negro que alimentan las velas. Un pastel que se presentó en el pabellón suizo de Expo 2025 Osaka y que es fruto de la colaboración entre investigadores de EPFL (Swiss Federal Institute of Technology in Lausana), entre los que encontramos al chef Julien Boutonnet, the Instituto Italiano di Tecnologia (IIT-Italian Institute of Technology) y pasteleros y científicos gastronómicos de EHL (Hospitality and Business education group en Lausana).

Los dos osos de peluche que decoran el pastel y creados por el LIS de la EPFL, están hechos de gelatina, jarabe y colorantes. “Están animados por un sistema neumático interno: cuando se inyecta aire a través de vías dedicadas, sus cabezas y brazos se mueven”, explica Bokeon Kwak, investigador del LIS.

Oso robótico de goma que decora el pastel

Por su parte, la batería recargable comestible, hecha de vitamina B2, quercetina, carbón activado y chocolate, ha sido desarrollada por el equipo del ITT, coordinado por Mario Caironi. “Estas baterías, seguras para el consumo, pueden usarse para encender las velas LED del pastel. El primer sabor que sientes cuando las comes es chocolate negro, seguido de un sorprendente toque ácido, debido al electrolito comestible en su interior, que dura unos segundos”, asegura Valerio Galli, estudiante de doctorado del IIT. Estas baterías representan una posible solución para reducir los residuos electrónicos, que alcanzan los 40 millones de toneladas al año.

Batería recargable comestible

Para que estas innovaciones fueran apetitosas y seguras de comer, los ingenieros colaboraron con expertos en alimentación y pasteleros de la EHL. “Nuestro reto fue encontrar la mejor manera de mostrar las innovaciones de nuestros dos socios, la EPFL y el IIT, incorporando lo que mejor sabemos hacer: el placer. Así nació RoboCake, un auténtico pastel de eventos, que cumple con el reto de combinar técnica, electrónica y sabor", afirma Julien Boutonnet, profesor titular de Artes Prácticas de la EHL y MOF en pastelería y confitería.

Fotos: 2025 EPFL / Jamani Caillet / (CC-BY-SA 4.0)