La primera heladería libanesa que ha abierto sus puertas en Madrid se llama fré Ice Cream. Su producto estrella es el helado Ashta, un clásico de Oriente Medio que está arrasando en Europa.
El Ashta se elabora con leche infusionada con agua de azahar, agua de rosa, miel y mástica, una resina natural de pistacho que proporciona una textura única, y se remata con pistachos triturados.
Pero la carta del establecimiento no acaba aquí. También incluye otros sabores de helado prémium como Halawa con pasta de sésamo, que es representativo del Líbano, vainilla de Tahití, pistacho de Bronte, así como refrescantes sorbetes como el de mango-maracuyá y frambuesa con lichi y agua de rosas. Y a nivel pastelero, elaboraciones libanesas, bizcochos típicos, croissants rellenos y cookies al estilo chocolate Dubái, entre otras propuestas que se preparan en su propio obrador.
¿Cómo surgió la idea de abrir fré?
La idea de fré nació en el Líbano y llegó a Madrid con el objetivo de sorprender con un helado real, audaz y fresco. El propio nombre refleja la filosofía del negocio: f de fresco, r de real y e de excelencia. “fré no es solo lo que ofrecemos, es la manera en que trabajamos y en que tratamos a cada cliente: cada visita es una oportunidad para hacer que alguien se sienta especial”, señalan sus fundadores.
Lo que diferencia a fré de otras heladerías de la ciudad es su hospitalidad libanesa y la autenticidad de sus sabores. La acogida del público ha sido muy positiva, ya que “la gente valora descubrir nuevas culturas culinarias y, sobre todo, busca calidad”, añaden.